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En las escuelas se han eliminado los horarios. Se han transformando en un espacio de diversión donde se aprende a través del juego. Con las puertas siempre abiertas, para que uno entre y salga cuando o sienta, ya sea de noche o de día. Pudiendo quedarse todo el tiempo que se necesite y se desee. Sin presiones ni imposiciones externas. Siguiendo el sentir que nos da el estar conectados.
Autores: Ana Carolina Ayué y Maria Florencia